Sakura

Sakura de Matilde Asensi

Novela, suspense. 415 páginas.

Editorial: Esfera.

Mi puntuación: 💀💀💀💀💀

Os voy a dejar más que una reseña, una serie de curiosidades sobre el libro Sakura. Cuando leo un libro, si aparece algo que desconozco, lo primero que hago es investigar para saber de qué se habla. Y si encima la búsqueda es sobre arte o historia lo disfruto más. 

Espero que os sirva de ayuda. 

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La primera foto 👆corresponde a la pintura de la que trata el libro. Es el Retrato del doctor Gachet, médico que le recomendó Pissarro a VanGohg. Lo pintó meses antes de morir. El cuadro lo compró Saito en 1990, presidente de una compañía papelera japonesa. Los japoneses adoran a Van Gohg por que éste se inspiró en artistas del estilo ukiyo-e, como #Hiroshige y #Hokusai (os invito a buscarlos y admirar sus pinturas).

Saito tenía pensado donar el cuadro al gobierno japonés a su muerte, pero como le hicieron pagar altos impuestos por la compra del cuadro, Saito se enfadó, y amenazó que a su muerte se haría incinerar con él. Murió en 1996 y desde entonces no se sabe nada del cuadro (esto es verídico). A partir de aquí Asensi teje una trama que te mantiene en vilo hasta el final.

Este grabado 👆se llama Río Sagami y es de Hiroshige. Forma parte también de la trama del libro. 

Al fondo se ve el monte Fuji. En Japón, esta montaña ha estado tradicionalmente vinculada a la vida eterna, y la creencia se remonta al Cuento del cortador de bambú.

Trata de Kagulya (Luz brillante) una princesa hija de la Luna nacida dentro de un tronco de bambú para complacer a dos ancianos que ya no podían tener hijos, y que depositó el elixir de la vida eterna en la cima de la montaña. Así, fue visto como la fuente del secreto de la inmortalidad.

El monte Fuji es un símbolo del Japón, una montaña sagrada desde el siglo VII. También existe una leyenda sintoísta que explica que el emperador ordenó destruir la parte superior de la montaña para conseguir el elixir de la inmortalidad, el humo que se escapa a veces por su cima, dicen que procede de la bebida que se está consumiendo.Por otro lado, según la tradición, es la morada de las diosas sintoistas Fuji-hime y Sakuya-hime. Y por último, la muerte de Jikigyō Miroku (1671-1733), un monje budista que murió ayunando en la montaña, potenció la veneración de esta montaña y transformó el hecho de visitarla en un ritual lleno de significados.

Este retrato que veis aquí 👆 es de de Père Tanguy de VanGohg. Era un fabricante de pinturas del siglo XIX. Se comportaba como un padre para los impresionistas. Fabricó colores para Monet, Renoir o Cezanne, y desde luego para Vicent Van Gohg. Los impresionistas le pagaban con cuadros. Si os fijáis bien, a su espalda tiene el monte Fuji , es el grabado que tenéis en la foto anterior.

Los siguientes grabados que ponga pertenecen a este retrato.

Este grabado 👆 se llama Ishiyakushi: el cerezo de Yoshitsune cerca del santuario Noriyori, de #Hiroshige. Número 45 de la serie colección de ilustraciones de lugares famosos cerca de las 53 estaciones, a lo largo de la ruta Tokaido. Tokaido significa ruta del mar del Este. Única ruta para ir desde Tokio (Edo) capital del Shogun (gobernador militar) hasta Kioto, capital imperial. En la ruta había 53 aduanas. Los shogunes tenían mucho miedo a que una revolución les quitara el poder, así, controlando las rutas impedían que los ejércitos se movieran. Este grabado aparece en la parte superior derecha de Père Tanguy (el cuadro de Van Gohg)

Este grabado 👆 se llama "Oiran vistiendo un uchikake" en la parte izquierda, de Keisai Eisen. Y en la parte derecha la copia que hizo Van Gogh. Este grabado es el que aparece en la parte inferior derecha del cuadro de Van Gogh. 

Oiran es cortesana de alto nivel y uchikake es un kimono especial que llevan las novias japonesas.

👆Grabado de campanillas. En Japón se suele celebrar un festival en el verano en el que estas maravillosas flores son las protagonistas. 

Por cierto este grabado es el que aparece en la parte inferior izquierda del cuadro de Van Gohg.

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En conclusión, una maravilla de libro que además de arte japonés, aporta mucha intriga, acción y emociones, siguiendo las aventuras de unos personajes en busca de un cuadro perdido desde la muerte de su último comprador.

Una novela con una trama y un desarrollo que cual pieza de engranaje encaja a la perfección, Asensi es una maestra del suspense y la acción, y en este libro no defrauda a sus seguidores.